El reclamo de la arqueología en el presente: La recuperación de los sitios y las identidades colectivas
Es muy desafortunado el hecho de que los sitios arqueológicos, hasta el día de hoy, no hayan recibido la cantidad de respeto que merecen y que no todos los “descubrimientos” del pasado hayan sido devueltos. A pesar de este hecho, hay un lado más optimista para las identidades colectivas: los museos comunitarios y la arqueología indígena. Estas dos áreas incluyen la recuperación de los sitios arqueológicos y los artefactos originarios; y por lo tanto una contribución a la descolonización de México, pero probablemente más importante, su recuperación de una identidad colectiva. Las comunidades indígenas están reclamando la importancia y la historia de sus sitios después de siglos de control de sus identidades por otras naciones, el gobierno mexicano, y la población mexicana, en general.
Una manera de recuperar la narrativa de las identidades colectivas está representada a través de la arqueología indígena. Sonya Atalay trabaja con comunidades indígenas para asegurarse de que se sientan representados de una manera justa y no como cuando se les percibía como los “otros”. En Indigenous Archaeology as Decolonizing Practice, se describen a los arqueólogos del pasado de México como ricos, educados, y selectos quienes exploraban el pasado y recolectaban los artefactos por su curiosidad o por ganancia monetaria (Atalay, 285). Por eso, es evidente que hay fuertes lazos entre la arqueología y la colonización. Esta es la razón por la que la arqueología indígena es tan importante: está inaugurando las conversaciones sobre la arqueología occidental y las maneras en que podemos abordar estos problemas a través de descolonizar el campo de arqueología.
La idea del “postprocesualismo” surgió relativamente recientemente en el campo de la arqueología. El postprocesualismo llevó a discusiones sobre la autorreflexividad, la multivocalidad, el contexto social de la arqueología, las éticas, y las múltiples interpretaciones a las mentes de arqueológicos globalmente, según Atalay (Atalay, 291). Esta reflexión es clave en el campo de la arqueología indígena porque es una discusión sobre este problema e incluye las respuestas en las acciones de los que practican la arqueología indígena. El postprocesualismo provee una oportunidad de reflejar las maneras en las que ellos mismos, sus naciones, o el mundo han afectado a las comunidades indígenas, y por lo tanto, a las identidades colectivas de estos grupos.
El postprocesualismo es la clave para entender la arqueología indígena. Atalay define a la arqueología indígena como aquella ciencia que incluye las investigaciones que evalúan y deconstruyen la práctica arqueológica occidental y a su vez a las investigaciones que trabajan en recuperar e investigar las experiencias, prácticas y sistemas de la sabiduría tradicional indígena (292). Mientras la primera parte está relacionada con las ideas del postprocesualismo, que incluyen un análisis de los efectos del mundo occidental, adicionalmente describe la importancia de la recuperación y la reclamación de las identidades colectivas de los grupos indígenas en México. Por lo tanto, la arqueología indígena está deconstruyendo un lado del campo de arqueología para reconstruirla en su beneficio.
Las teorías del campo de arqueología indígena finalmente proveen un lugar para la comunidad indígena en la arqueología que, durante mucho tiempo, fue dirigida por personas europeas y adineradas. El comienzo de una discusión sobre la arqueología desde esta perspectiva es la razón por la cual es una parte importante en el proceso de la descolonización de las comunidades indígenas en México, incluyendo sus identidades colectivas. La arqueología indígena los da una oportunidad de retomar el campo de arqueología, y por lo tanto, la parte de sus identidades colectivas tomando por la “curiosidad” y el deseo por ganancia monetaria de los arqueológicos del pasado de México.
Según el sitio de la Unión Nacional de Museos Comunitarios y Ecomuseos, iniciado en 1991, hay museos comunitarios en Norteamérica, Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. En la primera región se incluyen trece museos en Oaxaca y uno en Puebla. Puede ver un ejemplo de un museo comunitario en Oaxaca en la figura 5. Estos museos son analizados en “To Take Their Heritage in Their Hands”: Indigenous Self-Representation and Decolonization in the Community Museums of Oaxaca, Mexico por Ellen Hoobler. La autora explica los beneficios y los entresijos de estos museos, para los individuos, las comunidades y la nación. La idea de los museos comunitarios se deriva de Georges-Henri Rivière. Tenía la idea de fundar “ecomuseos,” y decidió presentarlos con esta descripción: son un espejo en el que la población local vistan para descubrir su imagen propia (Hoobler, 446).
La importancia de los museos comunitarios en México era muy necesaria debido a la historia de trato que las comunidades habían enfrentado desde la colonización. Primero que nada ya de por sí el acto de crear un lugar para los “descubrimientos” arqueológicos, limitan los objetos o las partes de los sitios y los sitúan en una posición donde la compra-venta no es posible. Segundo, al mantener los objetos en los lugares en que están descubiertos significa que estos objetos tienen más significado para las comunidades, y entonces las personas experimentan los objetos y también los sitios arqueológicos. Finalmente, y lo más importante, según Hoobler, los restos arqueológicos pueden ser vistos como la manifestación física de un pasado indígena que estas comunidades se esfuerzan en preservar, proteger y, en unos casos, resucitar después de la era del colonialismo (Hoobler, 443). Los museos comunitarios proveen una oportunidad para las comunidades de reconectar con sus historias y memorias, y eso tiene un significado mayor al de simplemente crear museos con objetos y sitios separados de sus comunidades.
Pero, mantener los objetos y sitios en el mismo lugar no es todo. Las comunidades tienen que tener un poder de decisión en estos museos comunitarios para un efecto completo. Hoobler escribe que cuando los museos comunitarios están dirigidos por personas que no son de su comunidad local, las personas sienten que su cultura ha sido apropiada. Esta sensación todavía incluye a las personas mexicanas que no pertenecen a sus comunidades, y esto tiene un peso simbólico importante entre los líderes y miembros de la comunidad. Por eso, la manera en que los museos comunitarios funcionan es con la ayuda de otros fuera de la comunidad del museo, pero nunca con la instrucción exacta de otros. Desde esta perspectiva, es importante que las decisiones alrededor de las exhibiciones deriven de la comunidad. La recuperación de los objetos y sitios arqueológicos no es todo lo que se necesita para crear un museo comunitario, la voz de la comunidad es lo más importante.
Según Hoobler, son las comunidades las que deciden cómo quieren presentarse a las audiencias exteriores, y esta auto-presentación es una parte principal del proyecto de descolonización que está ocurriendo en algún nivel en México en el siglo XXI (Hoobler, 450). Estos museos son una parte de la descolonización por la reclamación de los objetos, lugares, e historias, pero también crean una sensación de orgullo para las comunidades sobre su historia y ellos mismos. Hoobler cita a un hombre destacado en su museo comunitario describiendo la manera en que estos museos proveen oportunidades de enorgullecerse de su herencia (Hoobler, 450). Este orgullo de herencia fortalece las identidades colectivas de las comunidades proveyendo una oportunidad de reconectar con las identidades pasadas y empezar a descolonizar los sitios, objetos o la población de las identidades colectivas en total.
Los museos comunitarios permiten a los miembros de estas comunidades conectar con su pasado de una manera que no había ocurrido antes. Por mucho tiempo, las personas fuera de las comunidades eran responsables por exhibir, organizar, y mover y trasladar los objetos de sus sitios; y ahora los museos comunitarios están presentando una oportunidad para reclamar y reconectar a estas comunidades con los objetos que pertenecieron a sus antepasados.
Los museos comunitarios en México proveen una oportunidad para el reclamo de los artefactos y los sitios de las comunidades, además de diversas oportunidades de reclamar sus narrativas propias y fortalecer sus identidades colectivas. A través de la arqueología indígena, los grupos indígenas en México tienen una oportunidad para que otros reconsideren los valores y las perspectivas de la arqueología occidental. Estos dos ejemplos son los próximos pasos para crear un orgullo de las herencias de estas comunidades, que reclaman sus historias y los artefactos que fortalecen sus narrativas. Aunque las acciones pasadas en el campo de arqueología y los otros tipos de museos tenían muchos efectos negativos en estas comunidades, ahora hay un crecimiento hasta un futuro más prometedor para las identidades colectivas.
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